<h1>Las Verrugas, La Vergüenza, Depresión Y Frustración Sexual Estaban Acabando Con Mi Vida</h1>

• Las verrugas fueron creciendo de tamaño  y brotando en el área de mis genitales. Fui sintiendo molestias de agotamiento, dolor muscular, fiebre; mucho dolor y ardor en las verrugas que  sobresalían en mi piel. Vivía en constante miedo de infectarme otras partes de mi cuerpo como la boca, cara, cuello… (partes visibles) del crecimiento y propagación de las verrugas.
• Me volví extremadamente cuidadosa con mis accesorios de baño, toallas, y sandalias y demás. Recuerdo, que cuando caminaba unos pocos metros, entre el sudor, la humedad y la ropa que usaba se volvían una tortura insoportable. Quería, deseaba y me desesperaba por  volver a tener una vida normal y tranquila – como antes- , pero, hasta ¡Me parecía imposible! Me frustraba el no tener ni idea, de cómo funcionaba el virus en mi cuerpo.
• El porque me habían salido más verrugas tan rápido, y lo único que deseaba era un milagro que me sacara de esa pesadilla En poco tiempo ¡Sentía que lo mío  ya no era vida!.
• Ya no me atrevía a salir con mis amigas, ni amigos, por vergüenza de que supieran que tenía HPV y más aun de involucrarme sexualmente con alguien. Además, me torturaba la idea del asco que sentiría un hombre al verme llena de verrugas.
• ¡Tenía esas repugnantes verrugas invadiendo toda mi zona genital! ¿Cómo me pararía frente a la persona que me gustara y confesarle que tenía HPV? Seguro iba a salir corriendo al verme. O verme como bicho raro, despreciarme, y decirle a todo mundo mi problema.
• “Revelar mi secreto”, que más que nada era: ¡Mi tormento! No podía aceptar tener esa horrible infección, ya no podía estar desnuda frente a nadie.
• Me sentía sucia, llena de culpa, y un peligro seguro de contagio para una futura pareja y para  las personas con las que convivía.
• Tristemente,  en ese tiempo me enamore de un compañero de trabajo, pero ni como acercarme a él. Yo le gustaba y el a mí. Pero, ¿Cómo le hablaría de mis sentimientos, y de que tenía HPV? Me invitaba a salir, pero yo no aceptaba por miedo a que me fuera a proponer algo más.
• Así que, era mejor aguantarme, y llorar a solas mi desgracia. Si tú vas comenzando con tu problema, ¡créeme! ¡Tener HPV es aprende a llorar y sufrir!, ¡Se llega a pensar que es de por vida y que nadie puede ayudarte! Yo por un tiempo entre en depresión, y me ausente totalmente de la sociedad.
• Solo iba de mi departamento a mi trabajo, y de mi trabajo a mi departamento. Estas benditas verrugas no solo afectaban mi vida física, si no también mi vida sexual y emocional.
• Mi vida sexual estaba arruinada, mi confianza y autoestima estaba por los suelos y ¡sin planes, ni esperanzas! Era miedo y molestias constantes que no me dejaban ni dormir, ¡me tapaba los oídos con las almohadas tratando de callar mis pensamientos!
• No podía tener planes a futuro, y ni de formar una familia a futuro. Me sentía sola, pensaba que sola me quedaría por culpa del HPV; sin esposo, sin hijos, sin nietos: ¡Sin descendencia!. Visite varios médicos, pero todos me decían lo mismo: “El Virus de Papiloma no tenía cura y estas condenada de por vida”.

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